A mi poe-queño Hiram. Por su primer aniversario de vida. Eres mi luz, un cachito de cielo que El Gran Arquitecto del Universo descolgó del firmamento para todos nosotros. Te amamos. Papá.

 

¿Qué por qué escribo?

 

¿Qué por qué escribo?

Porque tengo tanto sentir…

que me ahogo desde dentro.

Escribir es como soltar de

a poco el lastre que me inunda.

Es como si quisiera que

a cada verso me dolieras menos.

Aunque a veces no sé,

si letra a letra en mi empapado ser

el sentir en cada texto se me va haciendo más

o se me va haciendo menos.

 

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Juventud 68

 

Quizás fue allá, en la alta planicie del águila y la serpiente, en el lago de concreto rodeado de volcanes, allá, donde los templos con cruces, enterraron nuestras piramidales puertas al cielo, pero nos golpeó aquí, en nuestro pecho y muy hondo.

El chacal con cinta tricolor y sus esbirros, no comprendieron que los jóvenes fueron reflejo del espíritu de una época, del despertar mundial a las libertades, vio amenazado a su poder político, y quiso apagar la flama libre pensadora con bazuca en mano. Ellos no llevaban banderas rojas acompañando sus pasos, ellos llevaban por todo lo alto la bandera que anhelaba libertad.

El movimiento abrió una rendija, para tomar conciencia sin concesión, fueron juventud a la altura de la historia. El parte aguas de la transformación. Hicieron una grieta, cimbraron las estructuras del poder. Hoy 50 años más tarde, el dique se rompió.  Nunca más el autoritarismo y la represión.

Los mexicanos de hoy no deben olvidar el valor idílico del pensamiento y la educación, la exaltación y respeto de las libertades.

A la distancia, el recuerdo contante, nuestros jóvenes son el resultado de un proceso social más crítico, más escéptico y más ingenioso. Rechazan la violencia, exigen respeto y marchan sin manipulación, consientes del valor del acceso a la información, libertad impensable hace sólo cinco décadas.

A la altura de la historia los jóvenes siempre han sabido responder, y sabrán responder cuantas veces sea necesario. Los jóvenes tienen por obligación moral conocer sus derechos, tomar decisiones de manera responsable y encontrarse a sí mismos para el servicio a la patria.

Hoy, nuevos vientos elevan nuestras velas, a pesar de las tormentas que nos azotaron en 68, 71 y recientemente en Ayotzinapan, hemos de velar por la verdad histórica, haciendo eco en nuestros espíritus, donde nuestros anhelos más sagrados sean la libertad de pensamiento, la igualdad de derechos, y la fraternidad de los mexicanos. Hoy conmemoramos, recordamos con profundo sentimiento a los jóvenes hijos de esta nación, que entregaron la vida en el afán de un México Mejor. En el medio siglo que ha transcurrido, este movimiento ha logrado mantener vivo el espíritu democratizador en al menos 3 generaciones.

Sí, quizá fue allá, en la triple plaza, en la plaza de nuestra ancestral estirpe, de la barbarie colonial y del México moderno, donde la sangre de la mexicana juventud fue vertida en las calles de la olímpica ciudad de los palacios, los ideales y los cuerpos apilados de los hijos de un México que aún hoy parece dormido nunca serán olvidados, dos de octubre de 1968 nunca será el día del olvido, sangriento rojo dos octubre por siempre serás el día de la infamia, el dos de octubre en México jamás permanecerá en el olvido. Los jóvenes víctimas de todos los tiempos son memoria viva de un México que hoy ya despertó. Es cuanto.

 

Milton Susilla ©