Por Jorge Montejo. 

Ante la enorme derrota que se llevó el PRI el pasado 1 de julio al haber perdido la Presidencia de la República y convertirse en la quinta fuerza política en el Congreso de la unión, el partido tricolor hará todo lo posible para que los mexicanos se desilusionen del gobierno de AMLO con el objetivo de regresar al poder.

Así como en la transición a la democracia, encabezada por Fox, hubo desilusión generalizada ante las altas expectativas generadas y no realizadas, el PRI ha anticipado que en el caso de AMLO también habrá muy pronto gran desilusión. Sin embargo, tal como no podemos regatear el mérito de Fox de haber dado el paso definitivo para lograr la transición a la democracia sin haber derramado una gota de sangre, tampoco deberemos regatear a Andrés Manuel, el mérito de llevar a la izquierda, por primera vez y por la vía pacífica y democrática, a la Presidencia de México, con lo cual habríamos de cerrar el círculo de la transición.

Además de la desilusión que avizora el PRI, ante las inalcanzables propuestas de campaña de AMLO, podría preocupar que no logre reducir la pobreza y la desigualdad, situación que desincentivará la cultura del mérito personal, que es la forma de generar la riqueza de los países.

El paternalismo gubernamental de Tata Cárdenas que destruyó la productividad agrícola de México, el endeudamiento del país, el encono social que provocó Echeverría y la expropiación bancaria de López Portillo, que causó una crisis económica sin precedentes, son películas que, aunque las nuevas generaciones no hayan visto ni sean capaces de imaginar, los más viejos ya las conocen.

Se trató de políticas públicas que fracasaron y que no se tradujeron en la solución al problema de pobreza que enfrenta casi la mitad de nuestra población. Construir es muy costoso y lleva muchos años; destruir cuesta poco y se logra rápido.

Sin embargo, la democracia nos da la oportunidad de que esta historia no se repita, por lo que el ciudadano debe tener paciencia y no desilusionarse tan rápido, tal y como el PRI lo está buscando, de lo contrario, el golpe de la desilusión podría ser tan fuerte que MORENA se derrumbaría por estar basado y haber sido construido solamente sobre la imagen de López Obrador.

 

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