Admite que no logró paz y seguridad para todos los mexicanos pese a las medidas de inteligencia que implementó

El mensaje con motivo del sexto y último Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto estuvo lleno de contradicciones.

Celebrado este mediodía en el patio principal de Palacio Nacional, ante más de un millar de invitados, el mensaje pretendió resumir las acciones que emprendió en los últimos seis años de Administración el mexiquense.

“Los hechos y las cifras dan cuenta de una transformación profunda en diversos ámbitos de la vida nacional, y también revelan, hay que decirlo, la persistencia de rezagos y desafíos que no logramos superar a pesar de los esfuerzos realizados”, aseguró el mandatario al empezar a hablar.

Y de ahí, se descosió.

Presentó cifras de programas sociales, acuerdos legislativos, promoción (según él) del combate a la corrupción, a la inseguridad y al desempleo.

“Las reformas”, dijo, “son sin duda el logro más importante de esta Administración”. 

Por ejemplo, en materia educativa, aseguró que la reforma puso fin al clientelismo, pues el Estado recuperó la rectoría en la educación. 

Afirmó que a su llegada, había un sistema discrecional, injusto e ineficiente, que no reconocía a los maestros, pues el clientelismo había sustituido al mérito.

“La ruta que elegimos fue poner a los niñas y las niñas en el centro de la educación, las decisiones no fueron fáciles y la implementación de las nuevas políticas, lo fueron aún menos”, reconoció teniendo frente a sí la advertencia de que en unos meses esa modificación a la legislación se va cancelar. 

Insistió que su Gobierno generó más empleos y como parte de los resultados en materia de pobreza, el presidente indicó que México erradicará esta problemática en la siguiente década.

Sobre la estabilidad financiera, Peña Nieto señaló que tuvo que tomar “decisiones difíciles como la reforma hacendaria o el haber eliminado el subsidio a la gasolina”, la cual consideró que beneficiaba a gente con mayores ingresos. 

En materia judicial, presumió la implementación del Nuevo Sistema de Justicia, aunque indicó que este podría ser perfectible.

Al hablar sobre el combate a la violencia, dijo que se utilizaron sistemas de inteligencia, con el uso legítimo de la fuerza del Estado para combatir a todos los grupos criminales, especialmente a aquellos que ejercían el mayor control en territorio nacional.

No obstante, justificó que, al disminuir significativamente las capacidades y dimensiones de esos grupos criminales, ese mismo debilitamiento provocó el surgimiento de bandas criminales de menor tamaño, sin que existieran en el ámbito local las capacidades policiales necesarias para enfrentarlas con eficacia.

“Estoy consciente de que no alcanzamos el objetivo de recuperar la paz y la seguridad para los mexicanos en todos los rincones del país”, reconoció.

Pero cuando se voló la barda, fue cuando admitió que su Gobierno combatió frontalmente a la corrupción con medidas como el Sistema Nacional Anticorrupción, el cual ni siquiera está funcionando al cien por ciento.

“Respondimos para desterrar la corrupción de la vida pública con el Sistema Nacional Anticorrupción, el Sistema de Transparencia y la Ley de Mejora regulatoria”, manifestó.

Ahora, dijo, que el marco legal también contempla sanciones que deberán aplicarse a quienes se atrevan a incurrir en actos de corrupción.

“Merecen todo el rigor de la propia ley y así ha actuado el Estado mexicano, sin distinción”, añadió, teniendo enfrente a personajes cuestionados, no solo de la vida política, sino también a nivel empresarial como Juan Armando Hinojosa Cantú. Sí, aquel de la Casa Blanca.

Ante todo, Enrique Peña Nieto asevera que México es un mejor país que hace seis años.

 

Fuente mañanerodiario