Por Sergio Trejo González

Dr. José Zambrano Zambrano.
Falleció.
El gremio de los galenos vuelve a cubrirse de duelo y de luto, ante la muerte de uno de los médicos más respetados, querido, reconocido, por una serie de cualidades humanas, que tenía y compartía.
Maestro, le llamaban sus colegas.
Perdió la batalla.
Es la noticia lamentable y dolorosa de la tarde de este último día del mes de julio.
Sabiamos de su padecimiento y confiabamos en su recuperación.
Después de muchos días de lucha, su deceso conmociona a la sociedad acayuqueña, pues resulta ser persona apreciada profundamente; igual que su esposa y sus hijos.
El Ginecólogo Zambrano, persona seria y muy profesional, probo, pulcro, presto.
Siempre fino, amable y cordial.
Así deseo recordarlo.
Ahora, todavía, a un par de horas de la noticia no podemos creer esa realidad de pesadilla. Damos vueltas en círculos, alrededor de nada.
No tenemos idea del protocolo para sus exequias ni como podríamos despedirlo.
Ahora no se nada.
Es demasiado tarde.
Ya es tarde para cualquier cosa.
Nos quedamos con nuestras oraciones en los labios, en el recuerdo de las imagenes aquellas, de las ocasiones, cuando coincidimos para compartir el pan y la sal, entre otros amigos que le quisimos y que lo extrañaremos.
Es dificil perder a tu madre, tu padre, cualquier familiar o algún amigo, en la impotencia de siquiera despedirte.
Sin velatorio ni funeral.
Sin oportunidad de expiar tanta tristeza.
No hay palabras.
Nuestro tiempo nos invita, nos impulsa, nos obliga, a mirar al Todopoderoso y sumergirnos en una humilde y devota meditación del misterio de su dimensión de lo absoluto, de la suprema potestad de sus inescrutables designios.
Porque tuyo es el Reino, tuyo es el poder y la gloria por siempre Señor.

Descanse en paz.