EFE.- El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, llega este jueves a México tras un viaje relámpago a Washington que sirvió para escenificar la amistad con su homólogo Donald Trump, una apuesta arriesgada de cara a las elecciones estadounidenses de noviembre.

“Fue una visita con poco tiempo pero muy intensa”, expresó el presidente mexicano en un video desde el aeropuerto de Washington minutos antes de partir en un vuelo comercial hacia la Ciudad de México con previa escala en Miami.

En la víspera, ambos mandatarios celebraron la puesta en marcha del nuevo tratado de libre comercio T-MEC, se intercambiaran elogios, evitaran el enfrentamiento y dejaran de lado los asuntos más espinosos de carácter bilateral.

“Lo expresado por el presidente López Obrador en Washington y las palabras de reconocimiento a Donald Trump pueden ser interpretados como un voto del gobierno mexicano por los republicanos”, resumió el periódico El Universal en su editorial de este jueves.

Más escenificación que resultados

En el encuentro, ambos presidentes escenificaron la peculiar sintonía que han mantenido siempre, a pesar de que cuando López Obrador era candidato sugirió demandar a Trump por su retórica antiinmigración.

De acuerdo con José Enrique Sevilla, profesor de la Universidad Veracruzana, el encuentro “salió bien” porque ambos presidentes demostraron que hay “cierto entendimiento y simpatía”.

Sin embargo, advirtió que López Obrador lleva a cabo una “apuesta arriesgada” al tejer una buena relación personal con Trump, que se podría girar en contra si en noviembre gana las presidenciales de Estados Unidos el candidato demócrata Joe Biden.

“La visita tendrá poco impacto salvo que Trump consiga la reelección. Si pierde Trump, López Obrador va a tener que empezar de cero una relación con Biden”, opinó el internacionalista.

Durante el encuentro, el propio Biden recordó en Twitter que “Trump lanzó su campaña en 2016 llamando a los mexicanos violadores” y reclamó que Estados Unidos “debe restaurar la dignidad del sistema migratorio”.

Dentro de la Casa Blanca, López Obrador y Trump se regalaron dos bates de béisbol, una pasión que une a ambos mandatarios.

Sin embargo, Gustavo López Montiel, especialista en relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey, opinó que “en realidad Trump y López Obrador no son amigos”, y que la sintonía escenificada es una “estrategia política”.

Además, subrayó que la reunión “no dejó resultados”, ya que se limitaron a hablar de la puesta en marcha del T-MEC, que está en vigor desde el 1 de julio, sin avanzar en ningún asunto bilateral importante como la migración o el narcotráfico.

Sin asuntos espinosos

La reunión había generado suspicacias en México por temor a que Trump aprovechara el encuentro para hacer campaña en su favor reivindicando el muro fronterizo, como hizo tras el encuentro que tuvo como candidato republicano en 2016 con el entonces presidente mexicano Enrique Peña Nieto.

Nada más lejos de la realidad, ambos mandatarios esquivaron asuntos espinosos e incluso Donald Trump sorprendió al asegurar que los mexicanos con “gente fantástica” y “muy trabajadora”.

“La reunión se considera un éxito solo por el hecho de que López Obrador no fue agredido”, ironizó Montiel, quien opinó que, a pesar de los malos augurios, Trump “no tenía ninguna necesidad de atacar” a López Obrador como lo hizo en su momento con Peña Nieto.

Y es que según este experto en relaciones internacionales, Trump está buscando ampliar su apoyo entre el electorado latino, por lo que las buenas palabras sobre los mexicanos obedecieron a “un discurso claramente electoral”.

Al evitar preguntas de la prensa, ambos mandatarios pudieron lanzar un calculado mensaje de unidad que no se desvió por terrenos pantanosos.

“Querían mantener un mensaje muy controlado. Por eso no hubo rueda de prensa. Esto interesaba especialmente a López Obrador para que Trump no se saliera del guión”, opinó Sevilla.

La oposición política ha criticado la cordialidad del evento.

“La visita a Estados Unidos fue de elogios mutuos pero sin tocar la realidad entre ambos países, como el muro que nos divide, la migración, el tráfico de armas y drogas, así como las crisis económica y sanitaria ocasionadas por la pandemia”, dijo en Twitter este jueves Marko Cortés, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del conservador Partido Acción Nacional (PAN).

Un viaje excepcional

Además de por la relevancia del encuentro, el viaje generó especial interés por ser la primera vez que López Obrador sale de México desde que asumió la presidencia el 1 de diciembre de 2018.

“La mejor política exterior es la interior”, ha reiterado el mandatario para excusar su ausencia en foros internacionales como la cumbre del G20 en Osaka o la Asamblea General de la ONU en Nueva York del año pasado.

La prioridad de López Obrador, acostumbrado a dar giras por México, es el combate a la corrupción y la inseguridad, sus grandes promesas electorales, antes que la política exterior.

“Este viaje es una excepción en unas condiciones muy particulares. No creo que cambie su postura, a pesar de que López Obrador podría tener un buen liderazgo en otros asuntos exteriores”, opinó Sevilla.

Forbes México.