Milton Susilla ©

 

Reconciliación

 

A todos mis hermanos mexicanos:

Si los liderazgos conscientes y demócratas reconocen la derrota o el triunfo y dan buenos deseos… ¿Por qué nos seguimos agrediendo?

La derrota duele, arde, lastima, frustra… y la victoria muchas veces llena de ego el alma, de aires banales de grandeza y soberbia vengativa… Maduremos.

Siempre vamos a ser vecinos, compañeros, amigos, familia, compatriotas. Todos somos hijos de esta República y de este sueño de construir una mejor nación.

Hasta en la política hay niveles, sin burlas, sin desprecios, sin rencores, emprendamos la reconciliación de nuestras almas, de nuestras mentes, de nuestra nación.

La política nos separó ridículamente un tiempo, hoy que nos una el amor a México. Por ti, por mí, por nuestros hijos construyamos un México nuevo, diferente, edifiquemos un México que sea de todos.

Debemos ir con toda Fuerza y Vigor, con un gobierno con espíritu Juarista, austero, donde el pensamiento Liberal, Laico y Republicano refleje los verdaderos Sentimientos de la Nación. Vamos por un México más justo e igualitario para todos.

Finalmente gano la democracia, hablo el pueblo, su voz se escuchó en todos los rincones. Las metas son altas, con Fuerza y Unión la tarea de todos los mexicanos sin importar distinción alguna, será acabar con la injusticia, la pobreza, la impunidad, el influyentismo y la corrupción. Que sea para bien.

Confío y reconozco a mis iguales, a mis compatriotas todos, con Libertad democrática, Igualdad para todos los mexicanos y Fraternidad en nuestros corazones, nuestro México será otro.

Que así sea. Un triple abrazo. Es cuanto.

 

 

Como parte de una clase social privilegiada, los escultores olmecas, extendían su fama más allá de las montañas humeantes, la tradición de trabajar con singular maestría la piedra y el jade, se guardada celosamente, y se transmitía con sobrado cuidado de padres a hijos.

Se decía que solo estos magnos escultores olmecas podían “hacer suspirar la piedra”. Y ahora solo sus legatarios poetas, podemos hacerla “hablar”.

 

 

La piedra habla.

 

Oh raza de constructores,

tu espíritu, anima piedras…

 

Nací con boca de jaguar que canta,

como quetzal que vuela por los cañales.

Mi orgullo y nariz se ensanchan,

respirando la libertad del sotavento.

 

Mis ojos de flechador, no duermen,

se deslizan rio abajo, vigilantes.

 

Hombre…

Somos polvo de la misma cantera,

la misma lava, recorre nuestras venas.

 

 

Dedicado a los escultores anónimos del monumento SL-89 (cabeza colosal 10, Nombre local: Tiburcio). San Lorenzo, Tenochtitlán, Municipio de Texistepec, Veracruz.